LA ESPORGA
La esporga es la primera de las tareas que se realizan directamente en las cepas tras la parada invernal.
Se lleva a cabo en los primeros días de junio, cuando los futuros sarmientos presentan entre diez y cuarenta cm. Las fechas varían considerablemente dependiendo del lugar geográfico.
Básicamente consiste en suprimir, manualmente, aquellos brotes (esporguines) que han “nacido” fuera del lugar deseado para la correcta formación y desarrollo de nuestras cepas. Los esporguines surgen en cualquier parte de la cepa (tronco y brazos) a consecuencia de la poda de invierno. Es, digamos, el intento de supervivencia de la planta tras la severa mutilación a la que fue sometida. Esto ocurre en gran variedad de arbustos y árboles.
Sin las labores de poda y esporga la planta se desarrollaría sin control, daría diminutos racimos de uva sin calidad alguna, no produciría “madera” y moriría en pocos años.
Al suprimir los esporguines no tendremos en cuenta si éstos presentan pequeños racimos de uvas, sino su situación en la cepa. Ha de interesarnos más la formación de la planta que la cantidad de racimos, más la calidad de las uvas que su cantidad.
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Esporguines con pequeños racimos |
En cada pulgar que dejamos en la poda invernal han de desarrollarse dos sarmientos para la presente temporada.
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Poda más habitual en la vid |
Por lo tanto si una cepa quedó, tras la poda, con 7 pulgares, ha de desarrollar 14 sarmientos. Todos los demás brotes han de considerarse esporguines y, por lo tanto, se deben suprimir. Una cepa así nos aportaría unos 14 racimos de uvas.
A veces es preciso no suprimir algún esporguín: reconducción de la formación de la cepa tras una mutilación por el viento o los arados de algún sarmiento, pulgares mal situados, daños por heladas, etc.
Si consideramos la cepa como “la madre”, los sarmientos son los “hijos deseados” y los esporguines los “hijos no deseados”.
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Brazo de vid con esporguines |
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Cepa de vid recién esporgada |
Cuando se procede a llevar a cabo la esporga de la viña con los futuros sarmiento poco desarrollados, deberemos dar una segunda mano pasados unos 15 días, ya que no toda la “maleza” brota a la vez, razón por la cual podrían aparecer nuevos esporguines.
Con la esporga conseguimos, fundamentalmente, guiar la cepa en consonancia con la poda dada en invierno, evitando el asilvestramiento de la misma, y aumentar la fortaleza de los sarmientos reales y la calidad de sus racimos.
ESRAYOLAR
Ya tenemos nuestras cepas con sus sarmientos (“los hijos deseados”) desarrollándose a marchas primaverales. Este desarrollo provoca que dichos sarmientos produzcan, a su vez, nuevos brotes justo en el entronque de cada hoja -o pámpana- con el sarmiento: los rayuelos.
Los rayuelos son considerados en algunas regiones como los “nietos” de la cepa, y a la faena de su supresión se le llama "desnietar"
Hay mucha literatura sobre la supresión o no de los rayuelos, sobre si su función en la cepa resulta positiva o negativa para la calidad de la uva y para la propia planta.
Para intentar aclarar las funciones de los rayuelos es necesario conocer la parte vegetativa que los sustenta:
El sarmiento
Son los sarmientos las ramas principales de la planta o cepa. Tienen forma de línea quebrada poco pronunciada, presentando nudos en cada “vértice”, siendo la zona entre nudo y nudo de entre 5 y 20 cm. En los sarmiento se desarrollan (siempre en los nudos) las hojas (llamadas pámpanas), los racimos de uvas, los zarcillos y las yemas de los posibles rayuelos o nietos.
Si observamos con detenimiento un sarmiento plenamente desarrollado, encontraremos que:
Las hojas se presentan siempre en todos los nudos alternándose a derecha e izquierda
Los racimos se han formado a partir de la tercera hoja, contada desde la base del sarmiento con el pulgar, en el lado contrario a la misma, y siempre en dos nudos contiguos (raras veces se presentan tres racimos. Cuando es así, el tercero lo hace dejando un nudo de separación entre los dos anteriores).
En la base de cada uno de los peciolos de las hojas se sitúan las yemas de los futuros rayuelos o nietos que, como veremos más adelante, requieren ciertas condiciones para su desarrollo.
Los racimos siempre se presentan en la parte contraria a la hoja.
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Posición de los racimos en el sarmiento |
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Los zarcillos se presentan con la misma posición que los racimos |
De la misma manera lo hacen los zarcillos, a los que podemos considerar “racimos fracasados” y condenados a buscar apoyos para mantener la verticalidad del sarmiento. Los zarcillos, como los racimos, se presentan secuencialmente en: dos nudos con zarcillos y uno no, dos sí y uno no… Siempre en el lado opuesto a la hoja o pámpana.
En el nudo que no se presenta zarcillo el rayuelo se desarrolla con mayor vigor. Podemos decir que cada tres nudos habrá un rayuelo (nieto) con mayor tamaño que los del resto del sarmiento
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Posición del rayuelo |
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Rayuelo con zarcillo con ganchón |
Algunos zarcillos que no consiguen asirse a ningún soporte desarrollan pequeños racimos (ganchones) de baja calidad. Mientras que aquellos que no consiguen asirse a ningún soporte ni desarrollar ganchón, pronto se secan y mueren
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Zarcillos |
Los pequeños rayuelos situados en las uniones de los peciolos con el vástago del sarmiento se desarrollarán vigorosamente SÓLO en el caso de que el sarmiento se doblegue, por su propio peso y flexibilidad, hacia el suelo. Esta, y no otra, es la razón de la tarea de esrayolar o desnietar. Quién no ha contemplado un chopo caído en un río presentando nuevos y enormes tallos verticales? Lo mismo ocurre con, p.e., las tomateras: si no se entutoran, caen al suelo y desarrollan nuevos y vigorosos tallos. Todo ello es algo natural: las plantas buscan un desarrollo vertical a través de la luz. Por ello hemos de decir que los rayuelos crecen con mayor vigor en el tramo que va desde los racimos hasta que el sarmiento se vence al suelo. Y también son mayores los que se sitúan en los nudos que carecen de zarcillos (cada tres).
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Desarrollo de rayuelos sobreun sarmiento arqueado |
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Supresión de los rayuelos |
Por otro lado los rayuelos, si los dejamos a su libre albedrío, presentarán la misma estructura (en nudos, hojas, frutos y zarcillos) que cualquier sarmiento. Se diferenciarán en el menor tamaño en todos sus componentes que los de los sarmientos y, en lo que nos afecta, la mala calidad de sus pequeños racimos ya que no suelen madurar al mismo tiempo que los racimos principales.
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Rayuelo con dos pequeños racimos |
Resumiendo: La supresión de esporguines es sumamente importante para la correcta formación de la cepa, mientras que la supresión de los rayuelos está muy supeditada a la orientación de los sarmientos ya que los rayuelos crecen en virtud del desarrollo horizontal del sarmiento debido a la pérdida de la vertical causada por su elasticidad y peso.
Para esrayolar correctamente las cepas debemos esperar a que los sarmiento presenten un desarrollo mayor a los 100 cm. De este modo podremos suprimir entre 4 y 6 rayuelos por sarmiento con poco esfuerzo y tiempo. Si queremos mimar nuestra viña, será conveniente, al igual que en la esporga, realizar una segunda mano pasada una semana.
Nunca se deben de suprimir todos los rayuelos del sarmiento, sino únicamente los más cercanos a los racimos y aquellos que, por su situación en la cepa, podrían entorpecer la buena ventilación e insolación de las uvas y las tareas de la futura vendimia, No olvidemos que cualquier planta necesita de abundante masa foliar para poder llevar a cabo correctamente la fotosíntesis. Por lo tanto no abusemos.
Con la supresión de algunos rayuelos conseguimos fortalecer los racimos de uva, al mismo tiempo que evitamos la proliferación de los “ganchones” (pequeños racimos que surgen en los rayuelos o nietos y que no consiguen madurar correctamente).
Una práctica muy habitual en el tiempo del rayuelo es el “despunte”. Consiste básicamente en “cortar” algunos sarmientos para que no se desarrollen demasiado, evitando así que consuman nutrientes innecesariamente y sean derivados hacia los racimos de uvas.
Sólo se despuntarán los sarmientos muy vigorosos y que presenten un par de racimos sanos y de previsible calidad. La costumbre apunta que sólo se debe despuntar el “delantero” por estar “condenado” a ser suprimido en la futura poda de invierno. Como norma el “zariego” no debe ser despuntado nunca, ya que, cuando podemos la cepa, lo dejaremos como “pulgar”, y lo que nos interesa es que “haga madera”, es decir que consiga grosor y fortaleza y pueda desarrollar, en la siguiente primavera, un par de nuevos y productivos sarmientos a partir de las dos yemas que dejemos tras el paso de la tijera.
Al despuntar un sarmiento le dejaremos el último rayuelo. Pasados unos 5 días veremos que el citado rayuelo se ha desarrollado tanto que parece una prolongación del propio sarmiento, incluso le han salido varios “rayuelos” (los biznietos) y zarcillos, algunos de ellos con ganchones. Estos biznietos no es recomendable suprimirlos, pero sí lo es el despunte de dicho rayuelo por encima de su quinto hijo (rayuelín, quizás), si presenta suficiente follaje y vigor.
La tarea de esrayolar, por ser manual, es muy costosa para el viticultor por lo que hoy en día se ha suprimido, al menos en las grandes plantaciones, implementando tareas agresivas con maquinaria consistentes en “cortar”, por la parte superior y a los dos laterales de las hileras de cepas, TODOS los sarmientos. Ello se hace para aumentar la producción de kilogramos de uva y para facilitar la futura recolección mecanizada de la misma.
El estrés vegetativo al que son sometidas estas plantas de viñedo aceleran, entre otras, la enfermedad de la yesca, que carece de cura, y acortan los años de vida de las plantas.
En El Rincón de la Isidra preferimos las prácticas tradicionales y manuales. Sólo las manos del viticultor, apoyadas por su vista y la experiencia adquirida, darán forma a las cepas, manteniendo el equilibrio entre carga de racimos, masa foliar y vigor de las plantas. Un viñedo cuidado de esta forma puede vivir y producir durante más de 100 años. Las actuales prácticas intensivas exprimen hasta la extenuación los viñedos, haciendo que apenas sobrepasen, como mucho, los 40 años de vida productiva.
Hay demasiadas fincas dedicadas al cultivo de la vid y a su posterior transformación en vino que nos venden: “vendimia a mano”, “uvas seleccionadas”, “a mano y por la noche”, etc. y en sus naves descansan enormes máquinas vendimiadoras que recogen uvas sanas, uvas enfermas, uvas verdes y todo lo demás mezclado.
Hasta mediados de los 60 se esrayolaban, en gran parte de España, tanto el delantero como el zariego. Ello obedecía a una razón: la utilización de los sarmientos como principal combustible en los hogares rurales. El que suscribe ha esrayolado de joven con esas miras y, posteriormente, en los meses de invierno y tras la poda, ha “ensarmentado” haciendo garbas que posteriormente eran acarreadas hasta el corral de la vivienda, hacinadas formando una enorme garbera con destino a la lumbre diaria en la chimenea. Deciros que por aquellos años la bombona de butano no se conocía.
Para poder conformar las garbas de sarmientos con comodidad y su posterior uso, se hacía imprescindible eliminar el mayor número de rayuelos posible. Tampoco se despuntaban los sarmientos. Por entonces tampoco había una cultura del vino como la que existe a día de hoy. Se trataba de producir muchos kilos de uva… y de sarmientos. Suscribo el artículo de V. Martínez y añado que, por ejemplo, la faena de “ensarmentar” se pagaba por garba hecha y que ésta debía de contener un mínimo y determinado número de sarmientos. Los sarmientos de las garbas se ataban con un sarmiento a su alrededor.