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01 febrero 2021

LAS HOCES DEL RÍO OJOS DE MOYA (IV)

 Nos adentramos en la cuarta y última etapa del recorrido propuesto en el

capítulo primero
(del molino de Fermín al poblado de Villa Paz). Esta etapa la realizaremos por la margen izquierda del río. Ya apuntamos con anterioridad que, desde el molino de Fermín, la margen izquierda del río era prácticamente intransitable. Llegados al  puente de las viguetas, situado frente a la ruinas de la Casa de Boletes, accedemos a la otra orilla.  

Aunque la vegetación que encontramos es muy similar a la de la margen derecha, aquí encontraremos otras plantas que no se dan en los recorridos anteriores debido, sobre todo, a ser una zona más umbría, al menos hasta situarnos frente a Los Castellares.  

Destacar que aquí no encontraremos apenas restos de huertos ni de canalizaciones para el riego, debido a que la franja de superficie entre el río y la montaña es muy poca. 


 

Foto: Higuera silvestre
 

Las higueras, ficus carica, son uno de los árboles que más abundan en ambas márgenes del río a lo largo de todo nuestro recorrido. Las hay de higos blancos y de higos negros, pero la mayoría producen frutas de baja o nula calidad. Eso no importa, ya que la fauna avícola las aprovecha, al igual que hace con las moras, madroños, terebintos, granadas, etc., para almacenar reservas de cara al invierno. 

Los higos eran muy apreciados por las viejas civilizaciones. Plinio el Viejo ya identificó más de treinta variedades. También aprendimos que la loba que amamantó a los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, los cobijó bajo una higuera. 

Es un árbol muy resistente al paso del tiempo, a los cambios meteorológicos, a los incendios, a la escasez de nutrientes... Podemos verlas en terrenos fértiles y entre las piedras de las paredes de un edificio antiguo. Si se talan, pronto brotarán varios vástagos. 

En Sri Lanka se encuentra un ejemplar de más de 2300 años 


Foto: Casa de Marcos


Vista de la casa de Marcos desde la orilla izquierda del río


Foto: Espantalobos 


El espantalobos, Colutea arborescens, también conocido como sonajero o zurrón, es un arbusto de forma arbórea, de hoja caduca, que puede alcanzar los tres metros de altura. Las flores son de color amarillo, muy vistosas, y se presentan en racimos colgantes. Los frutos tienen forma globosa, de unos 7 cm de largo por 3 de ancho. En su interior se encuentran las semilla, pequeñas, de color negro y muy duras. Cuando el fruto está maduro las vainas son de aspecto apergaminado y, si hay viento, las semillas generan en su interior un característico sonido, de donde le vienen algunos nombres populares. Estas vainas terminan por rajarse, liberando las semillas al medio natural. 

Podemos contemplar una mancha de estos arbustos en la margen izquierda del río, sobre las coordenadas 39º 42’ 05”N; 1º 28’ 09” W 

Es muy indicado como planta ornamental en jardines y setos. 



Foto: Llantén


Llantén, Plantago major
en muchos lugares se le conoce como alpiste silvestre debido a que sus semillas son muy apreciadas para jilgueros, verderones, pardillos y canarios. Pero su verdadero valor reside en ser una planta altamente aprovechable para usos medicinales. 



Foto: Madroño


El madroño, Arbutus unedo, es un arbusto que, podándolo adecuadamente, puede convertirse en un arbolito de hasta 10 m de altura. Es propio de todos los países mediterráneos, siendo la península Ibérica su principal exponente. Habita en laderas y desfiladeros de las cuencas fluviales, en convivencia con pinares y chaparros, prefiriendo las zonas no demasiado expuestas al sol. 

Sus hojas son de un verde brillante, de forma lanceolada y perennes. Las flores se presentan en racimos colgantes, con forma de pequeñas tulipas de color blanco amarillento, muy cerradas en su extremo superior. Los frutos son, al madurar, de color rojo, dulces, pero ásperos al paladar, con tacto arenoso debido a la gran cantidad de diminutas semillas que contiene. Estas semillas, curiosamente, se encuentran en la parte externa de la fruta, cubriendo toda su superficie. 


Foto: Abejorro trabajando en madroño


Arbustus unedo tiene la particularidad de presentar, en la misma época (a partir de octubre), frutos, casi ya maduros, y flores. Su principal polinizador es el abejorro común (Bombus terrestris). Para acceder al interior de la flor realizan un pequeño orificio en la corola, por el que introducen su larga lengua hasta alcanzar el polen de los estambres. 

Los frutos suelen recogerse durante noviembre-diciembre. Con ellos se pueden elaborar mermeladas y licores. Cuando están demasiado maduros contienen gran cantidad de alcohol, pudiendo ocasionar molestias su consumo directo. 

En Las Hoces del Río Ojos de Moya podemos encontrar los primeros ejemplares justo en el lugar en que ya vimos los espanta lobos (39º 42’ 05” N; 1º 28’ 10” W), pegados a la misma senda de la margen izquierda del río. Donde más abundan es en  El Cerro Carril, sobre Cañavedija y El Charandel (Mira -Cuenca).


 

Foto: Gayuba 


La gayuba, Arctostaphylos uva-ursi, es una planta rastrera de hojas verdes, brillantes y perennes. Su hábitat es más propio de laderas umbrías junto a encinares y pinos negros, pero hemos topado con un pequeño rodal en la margen izquierda del río, poco antes de llegar a Hoya Hermoso. Los frutos, de color rojo brillante al madurar, son comestibles, aunque insípidos y de tacto arenoso al paladar. Su nombre, uva-ursi (uva del oso), se debe a la inclinación que tienen los osos por sus bayas rojas. 

Si las condiciones le son favorables, puede cubrir grandes superficies con un manto verde intenso, fijando los nutrientes y frenando la erosión de laderas. 

La infusión de hojas de gayuba son muy beneficiosas para el tratamiento de infecciones como la cistitis (inflamación de la vejiga urinaria). 



 

Foto: Senda entre la maleza

A veces la senda se angosta. Las plantas que crecen a ambos lados, tratan de cerrarla; pero la acción de los andarines y ciclistas la mantienen abierta. 


Foto: Cerezos silvestres


En las huertas de Mira no suelen cultivarse cerezos, sin embargo los encontramos a lo largo de todo el recorrido de Las Hoces en forma asilvestrada o espontánea. Los primeros ejemplares de Prunus Avium aparecen a unos metros aguas abajo de la Cueva de la Nutria, en la margen izquierda del río (parcela 44 del polígono 28). A partir de este punto los encontramos, en mayor o menor densidad, hasta el puente del río de Hoya Hermoso, encontrándose la mayor población junto a las coordenadas 29º 42’ 14” N; 1º 28’ 37” W., siempre en la margen izquierda del río. La mayoría son comestibles, aunque de baja calidad. 


Foto: Marcas de jabalíes


Estas marcas en un pino nos indican que algún jabalí ha estado desparasitándose sobre el tronco del árbol. 



Foto: Marcas de corzos


Y estas otras, de la existencia de corzos. 

El corzo macho utiliza los troncos delgados para desprenderse de la borra en la época del cambio de la cuerna. Al hacerlo, los pequeños arbolitos se quedan sin corteza y, a veces, mueren. 


Foto: Setas de chopo


A lo largo de todo el recorrido suelen aparecer, cuando la humedad y la temperatura acompañan, las apreciadas setas de chopo Agrocybe cylindracea. Las encontraremos, principalmente, sobre los tocones de chopos talados o caídos hace más de dos años, "pegadas" a su alrededor. Si bien se dan más en primavera y otoño, también crecen en los días suaves del verano tras una ligera tormenta.

Foto: Noguera 


Foto: Nogal en flor

Al igual que las higueras, podemos encontrar otras tantas nogueras -o nogales-, Juglans Regia, a lo largo de este recorrido. La mayoría de éstas crecieron gracias a las nueces enterradas por ardillas, por lo que no resulta raro ver alguna de ellas trepando por el arbolado. Las nogueras se extienden por toda Europa, Asia y parte de China. Es un árbol apreciado tanto por sus frutos (las nueces) como por la alta calidad de su madera. Puede alcanzar más de 20 m de altura y su tronco más de 2 m de diámetro. 

Presenta, por separado, las flores masculinas y las femeninas. Las femeninas surgen en los ápices de los tallos de la presente temporada, mientras que las masculinas lo hacen en los tallos de hace un año. Una mínima helada hará que las inflorescencias femeninas mueran. El nogal de Licín, en Lugo, con más de 500 años de edad, fue incluido dentro del catálogo de  "Árbores Senlleiros de Galicia"

En nuestro trayecto encontramos un buen ejemplar, con buena producción de nueces en la parcela 35 del polígono 28, pegado al río. Esta parcela –y la núm. 34- contenían un viñedo hasta los años 70 del siglo pasado. 


Foto: Rocas desprendidas


Foto: Rocas caídas

El paso del tiempo, junto a los fenómenos meteorológicos, hace que algunas de las rocas de estas enormes paredes se precipiten hasta las zonas más bajas. Afortunadamente esto no suele ocurrir muy a menudo. Pero las enormes rocas que contemplamos a ambos lados de la senda dan testimonio de que esto sucede con “relativa frecuencia”.


Foto: Río Ojos de Moya 

Foto: Río Ojos de Moya

Llegados a este punto, el río discurre varios metros por debajo del nuestros pies. La abundante vegetación oculta sus aguas, pero no el sonido de su fluir rápido e incansable. Estamos frente a la ladera oeste de Los Castellares.


Foto: Detalle del tronco de la sarga del puente de Hoya Hermoso

Justo bajo el pequeño puente de Hoya Hermoso contemplamos esta singular y espectacular sarga, Salix eleagenos, situada en medio del cauce del río. Su tronco, como podemos apreciar, se inclina en sentido favorable a la corriente, pero ahí está, aguantando centenares de avenidas.

A partir de aquí seguiremos nuestra ruta por la margen derecha del río.



Foto: Pino Retorcido de Hoya Hermoso

Foto: detalle interior del Pino Retorcido de Hoya Hermoso

Ya al final de  Hoya Hermoso, entre la viña de Mariano y el río, encontramos este ejemplar de pino, mil veces fotografiado por los senderistas y otros visitantes. Se trata del Pino Retorcido o Pino de Hoya Hermoso

Su ramaje crece de forma horizontal, rozando el suelo por algunos de sus lados. Posiblemente su actual forma se deba a la caída de un rayo durante alguna tormenta lejana. 


Desprendimiento sobre el camino a Villa Paz


Aquí mismo observamos un reciente derrumbamiento de rocas desprendidas de la montaña que mantuvo el camino cortado durante varios meses


Foto: Acacias en Villa Paz

Poco antes de llegar a Villa Paz encontramos un rodal de acacias junto a la margen derecha del río. Se trata de Robina Pseudoacacia, Acacia Bastarda o Falsa Acacia. No es un árbol autóctono de estos parajes, por lo que es probable que fuese plantado algún ejemplar hace bastantes años por los dueños del poblado de Villa Paz.

Este árbol, de origen norteamericano, ocupa buena parte de los parque y jardines de toda la península. Puede superar los 20 metros de altura. Sus flores son comestibles (chichipán les llamábamos en Mira). El ejemplar de mayor porte y edad se encuentra frente a las puertas del cuartelillo de la Guardia Civil de Mira.


Foto: Arces en Villa Paz

Acer, conocido comúnmente como arce, es un árbol que no se da por nuestra zona. Sin embargo, desde hace unos años, se está distribuyendo a lo largo de Las Hoces, especialmente a partir de Villa Paz (tal vez llegaron aquí al tiempo de las acacias y de la misma mano). El primer ejemplar, que yo recuerde, ya estaba, junto a un cerezo, cerca del pozo del que extraían agua, allá por el año 1969. En la actualidad podemos encontrar ejemplares desde Villa Paz hasta Cañavedija (pedanía de Mira). Destacar que se ha desarrollado, con gran rapidez, un ejemplar bajo el llamado Pozo de las Ánimas, en el Paseo Botánico, situado al comienzo de Las Hoces por las que estamos transitando

Las flores se presentan en racimos y sus frutos son “siameses” con alas (sámaras). El viento se encarga de esparcir con facilidad las semillas. 


Foto: Viaducto de Villa Paz

Por fin avistamos el viaducto del ferrocarril Madrid-Valencia salvando el valle del río Ojos de Moya a su paso por Villa Paz. Tanto a un lado como al otro las vías discurren por sendos túneles excavados en la roca a golpe de pico y barreno allá por los años 1920-1936

El viaducto, de 220 m. de longitud, se terminó a finales del año 1936, constituyendo, junto a la construcción de los túneles y viales,  una importante fuente de ingresos para la localidad de Mira (Cuenca) que llegó a superar los 2.500 habitantes en aquella década.

En aquellos años, disponer de varios borricos era tan importante o más que disponer hoy de una flota de camiones. Todo se hacía a mano, con pico y pala.


Aquí concluimos este espectacular recorrido por Las Hoces del Ojos de Moya

Son tantos los parajes singulares de estas tierras que ignoramos cuál será nuestro próximo destino. Mas sea cual sea, seguro que valdrá la pena y quedaremos encantados.

 








Ver más imágenes en este video

 





NOTA: Como el lector habrá podido comprobar a lo largo de esas páginas no me he referido en ningún momento al río de Mira como río Mira, sino como río Ojos de Moya. El río que nos ocupa siempre se ha conocido con el nombre de Ojos de Moya, o simplemente río Moya, y así figuraba, a ambos lados del puente de la carretera sobre el mismo, a su paso por la localidad de Mira, allá por los años 60 del siglo pasado. Recuerdo que era una placa con fondo blanco, rectangular. 

Cuando se asfaltó por primera vez la carretera (antes era de piedra y tierra), allá por los años 66/69 del siglo pasado, siendo gobernador civil de Cuenca D. Miguel Ángel Alonso Samaniego y alcalde de Mira D. Manuel Conde Ibáñez , se procedió a cambiar dichas placas por la actual: RÍO MIRA

Se ignora que motivación les llevó (a quienes decidieron tal atropello) a realizar el cambio de nombre.

Que se sepa los ríos existen en sus lugares desde muchos miles de años antes que los asentamientos humanos, por lo que es normal que éstos tomen, como apellido, el nombre del río sobre el que se ubican: Alcalá de Henares, Alcalá del Jucar, … ¿Os imagináis que el río Tajo cambiase su nombre por el de cada localidad que atraviesa? (Río Trillo, Río Durón, Río Toledo...) ¡Una barbaridad! 

Debemos reivindicar el nombre de río OJOS DE MOYA para este río. De hecho en todos los mapas, tanto antiguos como nuevos, viene nombrado así. 


Mapa de 1692 (Obispado de Cuenca)



Mapa de 1787 (Marquesado de Moya)





 

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