Los meses
de enero y febrero son los mejores para llevar a cabo la tarea de LA PODA. El
letargo invernal al que se ven sometidas nuestras cepas hace que “no sufran”
demasiado a la hora de cortarles (mutilarles) los sarmientos, sus ramas.
Me decía mi
padre que la poda del viñedo es una de
las tareas más importantes del viticultor, ya que, según se realice, puede
darnos mayor o menor cosecha, alargar o acortar la vida de la planta, formarla
en altura, en anchura, en espaldera, etc.
Hemos de partir,
sea cual sea la formación que elijamos para nuestra viña, del conocimiento de
que la vid es una planta trepadora, por ello la existencia de zarcillos en sus sarmientos. Si no se conduce mediante las sucesivas podas, su masa
vegetal aérea se extendería ocupando todo a su paso, tanto en horizontal como
en vertical. Sus frutos serían escasos y de muy mala calidad.
Si nuestro
deseo es que la viña nos de buenas cosechas durante muchos años, deberemos
someterla a podas cortas, equilibradas y suaves, con pocos pulgares, sin tratar
de sobreexplotarla: dará buenos caldos durante más de cien años, mejorando
siempre con la edad.
Si lo que
deseamos es obtener muchos kilos de uva desde los primeros años, las podas han
de ser largas y dejando muchos pulgares: no obtendremos mucha calidad y el
viñedo morirá sin alcanzar los 40 años. Esto puedes ser rentable a corto plazo,
pero no es muy recomendable.
A día de
hoy contamos con una amplia variedad de buenos vinos, con muy buena calidad.
Esto se debe, principalmente, a los enólogos.
Sin embargo las tareas viticultoras cada día se alejan más de las
“buenas prácticas”. También es preciso es decir que hay explotaciones que son
cuidadas con esmero por sus propietarios.
Hay grandes
bodegas que nos “venden la moto” de:
vendimia
a mano, vendimia de noche, vendimia en verde, vendimia selectiva, roble y más
roble, etc. Esas mismas bodegas cuelgan vídeos en sus web mostrándonos
todas sus “prácticas artesanales”.
Pero más del 90% de las uvas cuyos vinos bebemos son cosechadas con maquinaria moderna que arrastra, junto a los
buenos racimos, los verdes, los podridos,
los enfermos, los secos y partes de hojas y demás materia de la cepa. He
visto buenos viñedos en vaso transformados a espaldera
por el único motivo de aumentar la productividad y disminuir los costos de la
vendimia manual. Pero sus dueños siguen hablando de “vendimia selectiva y
manual”. También está de moda colgar videos en los medios sobre la “vendimia nocturna...” Como quedar, ni
siquiera queda bien: apenas se ha ido el cámara y todo vuelve a la realidad.
Pero
volvamos a lo que nos ocupa: la poda de la vid. Hace más de 40 años se valoraba
y pagaba a los buenos podadores de viña. En mi pueblo el que más fama acumulaba
era Julián, “El Molletes”, el que mejor podaba. Éste decía: “antes de llegar
a la cepa ya sé lo que le tengo que dejar y quitar”. Conocía perfectamente “el sentido de la cepa”. Mi padre lo
contrataba todos los años para que le ayudase en la poda de las viñas y, sobre
todo, para aprender eso del “sentido de
la cepa”, algo que yo todavía no he alcanzado a comprender, pues pierdo
bastante tiempo antes de decidirme por cómo ejecutar la poda de algunas cepas. “El
Molletes” no se lo pensaba dos veces: además de ser el mejor podador del
pueblo, era el más rápido. Por entonces todas las viñas se formaban en “vaso”.
Hasta finales de los 80 no se formaron viñas en espaldera.
En la poda
de la vid podemos encontrar varias modalidades en función de: la edad de la
planta, la formación que deseamos darle, la producción que esperamos, etc.
PODA DE FORMACIÓN
EN VASO
Manchuela conquense
La formación en “vaso” de la vid sigue siendo la que
más extensión ocupa en España, especialmente en La Mancha, La Manchuela y
Utiel-Requena.
Aunque esta forma de cultivar la vid tiene sus defensores, la
realidad nos muestra que, al ser cepas con muchos años, su conversión al modo
“espaldera” supone un alto coste económico para los viticultores. Las nuevas
plantaciones sí se realizan en espaldera y, muchas de ellas, con riego por
goteo incorporado.
La vid en
vaso presenta un porte formado por un tronco, relativamente corto, que sustenta
un número de entre tres y cinco brazos o ramas principales. En el extremo de
cada brazo se deja, en el momento de la poda, un “pulgar” provisto de un par de
yemas, con lo que cada brazo desarrollará dos futuros sarmientos (delantero y zariego), que aportarán tres o cuatro
racimos de uvas.
Una cepa con cuatro brazos, sana y medianamente vigorosa, puede
producir hasta 16 buenos racimos. En la
siguiente poda se suprime el sarmiento delantero cortando la madera del pulgar
de la poda anterior justo por encima del entronque del zariego. A éste le
dejaremos de nuevo dos yemas.
La formación en vaso presenta varios inconvenientes.
a) La mayoría de las labores han de
realizarse manualmente, lo que encarece el cultivo. b)La masa foliar se expande
radialmente, dificultando las tareas de vendimia, aclareo, esporga, despuntes,
etc., ya que el operario ha de moverse alrededor de ella. c)Los racimos se desarrollan, en su mayoría,
bajo el follaje de la planta, recibiendo poca luz solar y escasa aireación, con
maduración desfasada entre unos y otros racimos. d)Algunos racimos crecen y maduran en
contacto con el suelo, originándose podredumbre y suciedad. e)El bajo nivel de insolación y la
humedad hace que proliferen bacterias y mohos, incidiendo negativamente en el
desarrollo de las levaduras.
Una
alternativa a algunos de estos inconvenientes consiste en "levantar"la cepa. Ello se consigue dejando,
durante un par de años, como pulgar el sarmiento delantero, en lugar del
zariego, con tres o más yemas.A su favor
podemos decir que los viñedos en vaso presentan una mayor integración con la
naturaleza del paisaje y favorecen el tránsito de personas y animales.
Cepa centenaria
EN ESPALDERA
Esta es la
formación con mayor éxito en la actualidad. Consiste en guiar la planta
mediante unos alambres horizontales y tensados sobre postes a lo largo de cada hilera o línea de plantas de vides.En este caso la cepa presenta un pie troncal, más
alto que el de la cepa en vaso, que se bifurca en dos brazos a la altura del
primer alambre (unos 45 cm del suelo), atándose al mismo para darle forma
horizontal, uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda.En la
primera poda cortaremos la planta (sólo tiene un sarmiento) dejando dos yemas a
ras de suelo. Con ello conseguiremos que broten dos vigorosos sarmientos.
Al siguiente invierno suprimiremos el delantero y el
zariego lo ataremos al primer alambre y lo cortaremos por encima del mismo. También podemos dejar los dos sarmientos, por lo que
la cepa contará con dos pies o troncos: uno hacia la derecha y otro hacia la
izquierda.
En verano
suprimiremos todos los brotes que hayan surgido menos los dos más próximos al
primer alambre
La primera
poda suele dejar entre 4 y 6 yemas por cada uno de los brazos. Pero no debemos
permitir que se desarrollen todas: 12 sarmientos serían mucha carga para una
cepa primeriza. En primavera, cuando broten, se dejaran dos o tres a cada lado,
suprimiéndose las restantes. No interesa, durante los primeros años de la
planta, exigirle cosecha, el manejo ha de encaminarse a que la cepa produzca
madera, se forme y “se haga”. Ya tendremos tiempo de pedirle frutos de calidad.
La formación en espaldera presenta más ventajas que
inconvenientes.
Ventajas:
a) Muchas labores se pueden realizar
con maquinaria especializada: vendimia, despuntes, prepoda... b) La masa foliar ocupa una única
dirección, en los dos sentidos de la misma, y unida a los alambres de la
hilera. Esto facilita las tareas manuales, las cuales se pueden llevar a cabo
desde un mismo lado de la línea. c) La luz y el venteo inciden de forma
más homogénea y en mayor cantidad sobre los racimos. d)Los racimos no tienen contacto con
el suelo, lo que evita, además de la podredumbre, la acumulación de suciedad. e)La pruina de las uvas, al estar más
limpias y sanas, es el mejor campo para el desarrollo de gran cantidad de levaduras, claves para la
futura fermentación natural.
El
inconveniente principal, y además inevitable, radica en que las labores de arado han de realizarse
siempre en la misma dirección, siguiendo la formación de la hilera de postes y
alambres.También
impide la libre circulación de animales y personas de manera parcial.
En el
Rincón de La Isidra tenemos una pequeña viña guiada en espaldera. Pero no por
realizar las tareas con maquinaria, sino por las demás ventajas que acabamos de
enumerar
PODA DE PRODUCCIÓN
Partiendo
de que la poda en sí es una de las tareas más importantes del viticultor, éste
se ve en la tesitura de cómo podar su viña para lograr unos resultados
satisfactorios en el momento de la vendimia. Par ello apuesta por una u otra
forma de llevar a cabo dicha tarea.
PODA CORTA
Dejando el zariego
El objetivo
de esta forma de podar la viña consiste en fortalecer la cepa, haciendo que
“coja madera”. Una poda corta es sinónimo de una poda poco traumática
(cualquier poda lo es) para la cepa. Se dejan dos yemas por pulgar en cepas con
formación en vaso. Con ello conseguiremos, además de una aceptable cosecha con
calidad en sus racimos, una larga longevidad, lo que nos aportará, a nosotros o
a los que vengan detrás, unos caldos de gran calidad.Dado que en los viñedos formados en espaldera las
cepas sólo disponen de dos brazos, hemos de podar, en principio, para
equilibrarlos, tanto en pulgares como en madera y en carga productiva.
Dejando el delantero
A veces conviene suprimir el zariego y dejar , por su mejor posición o vigor, el delantero. Lo normal es que se dejen, si queremos que llegue a
vieja de forma natural, cuatro/ocho pulgares (dos/cuatro por cada brazo). Con
esto es suficiente para que nos aporte entre14 y 16 buenos racimos.
PODA LARGA
Como su
nombre indica, consiste en dejar un mayor número de pulgares a cada cepa, tanto
en vaso como en espaldera. El objetivo principal es la obtención rápida de
muchos kilogramos de uvas cada año.
Ésta es una poda traumática para la planta,
a la que “se le obliga” a producir cada año más y más en detrimento de su
equilibrio natural y acortando su esperanza de vida.
La calidad de los racimos
dista mucho de los obtenidos en viñas con podas equilibradas y cortas, no
llegando a madurar correctamente muchos de ellos.
Para intentar paliar estos
desórdenes los viticultores de estas prácticas recurren al intenso abonado con
compuestos químicos de efectos rápidos, consiguiendo con ello, a medio plazo,
todo lo contrario de lo que pretendían.Este tipo
de poda se lleva a cabo principalmente en las formaciones en espaldera, cuyas
cepas, por lo general están al mínimo marco posible: 1,5 m entre cepa y cepa en
la hilera y el ancho de un tractor frutero entre hileras. Estas viñas no
llegarán a los cuarenta años, seguro.
Nuestro
pequeño viñedo es podado en corto y mimado como un bebé. No nos interesa la
cantidad, sino la calidad.
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