Nunca se me había ocurrido cultivar fresas, más que nada porque nunca las había visto en ningún huerto, sólo en el Super.
En febrero de 2015 me regalaron unas cuantas plantas de fresas con raicillas. Me aconsejaron ponerlas enseguida en su lugar definitivo. Yo dudé ya que por esas fechas, en mi zona, caen fuertes heladas. Pero como las plantas estaban a raíz desnuda, me decidí a ponerlas sobre el terreno.
En la bolsa había unas cuarenta y dos unidades. Planté 30 en unos metros de terreno expuesto al sol y las doce restantes fueron a parar al minihuerto de J. Javier, uno de mis nietos, al que le encantan las tareas de El Rincón de la Isidra.
El minihuerto de J.J. en abril de 2015 |
En febrero de 2016 las 12 plantasse habían multiplicado |
Es extraordinario el aguante que tienen frente a las heladas. A los pocos días de ser plantadas, no les daba muchas esperanzas de sobrevivir. Parecía que iban a morir, pero cuando subieron las temperaturas se rejuvenecieron y comenzaron a florecer.
Esa misma primavera ya dieron sus primeros frutos: un día se recogían 7 piezas, otro ninguna, otros quince.
Pero lo más sorprendente fue ver y comprobar cómo se reproducen estas plantas. Yo lo ignoraba. Después de asesorarme decidí multiplicar aquella pequeña “plantación” con el ánimo de disponer de muchas plantas para ponerlas sobre el terreno en marzo de 2016, ya que en casa las comemos todos y las que tenía daban una producción insuficiente.
LOS ESTOLONES
En el huerto sólo había visto reproducirse de forma muy similar la maldita grama, una de las hierbas más difíciles de eliminar.
Las plantas de fresa generan un tallo delgado y de longitud superior al diámetro de la propia planta. Este tallo, el estolón, dispone en su extremo de una yema de la que pronto brotan un par de hojitas. Su misión es buscar -y encontrar- nutrientes adecuados (buena tierra y humedad). Cuando toca el terreno el estolón comienza a desarrollar raíces y… ¡ya tenemos una nueva planta! Pero la cosa no acaba ahí, ya que de esta nueva planta pronto se desarrollará un nuevo estolón… Y así sucederá mientras las condiciones climáticas sean favorables.
Estolones de fresas |
Las fresas comienzan a generar estolones a partir de finales de agosto. Parece que la planta madre adivina la pronta llegada del invierno y se afana en dejar descendencia.
De una planta adulta y bien cuidada pueden surgir hasta 5 estolones simultáneos. Y de estos cinco, si encuentran buen terreno o ayuda suficiente, pueden desarrollarse otras 5 nuevas plantitas por cada uno. Resumiendo: Una planta sana y adulta nos puede aportar 25 nuevas plantas de fresas en una temporada.
A simple vista esto parece que es muy positivo. Pues nada de eso: es un gran problema para el huerto, ya que una pequeña plantación de fresas puede, en un solo año, saturarse con tantas plantas que competirán entre sí por los nutrientes, el terreno, la luz, etc y no darán prácticamente frutos, o los darán de calibre muy pequeño.
Terreno saturado por invasión de estolones. |
Mi consejo es que si se quiere tener producción con las plantas que pusimos, deberemos estar atentos y cortar con unas tijeras todos los estolones que vayamos viendo. Así mantendremos nuestra plantación con la misma densidad con que la iniciamos.
Pero, claro, también podemos optar por aprovechar los estolones para reproducir nuevas plantas con el ánimo de iniciar una nueva plantación en otro lugar, rejuvenecer la existente, regalarlas a los amigos, etc.
Estolones en busca de condiciones óptimas para enraizar. |
En este caso habrá que proceder como se indica a continuación.
Acondicionando un estolón para conseguir una nueva planta. |
Cuando observemos el desarrollo de alguno de ellos, colocaremos una pequeña maceta con tierra mezclada con mantillo y arena, pondremos la parte de las futuras raíces sobre el substrato y lo afianzaremos con una pequeña piedra para que el viento no pueda moverlo. Regaremos abundantemente. Seguiremos la misma acción con todos los estolones que nos interesen, eliminando los no deseados.
Desde mediados de agosto hasta finales de septiembre, las 42 plantas que puse en febrero se habían multiplicado de forma exponencial. Tal era su cantidad que, además de regalar a amigos, decidí llevar a cabo una plantación un tanto sui géneris.
Terminando muro en piscina |
Casi había terminado el muro que rodea la piscina. Sólo faltaba cubrir la parte superior con piedra o placa para tapar los huecos de los bloques prefabricados… Y se me ocurrió que quedaría muy bien si todo él estuviese cubierto por una masa verde y frutos rojos.
Plantas a raíz desnuda y en macetas |
Muchas de las nuevas plantas se habían desarrollado por el enraizamiento de estolones en el propio suelo, otras por su colocación de macetas en el minihuerto de J.J.
Plantándolas sobre el muro, dentro de los bloques. |
Poco a poco fui llenando el muro de plantas, hasta un total de 180 unidades.
Detalle del riego individualizado por goteo |
Para el riego instalé una tubería de 16 mm a lo largo de todo el muro, de la que derivé 180 tramos de 30 cm de tubería de 4 mm (uno por cada planta). Del riego se encargaba un pequeño programador.
El muro orientado al sur produce más |
En el mes de junio de 2016 el muro que rodea la piscina presentaban este vistoso aspecto.
Recolectando |
Comenzaron a dar frutas maduras a mediados de mayo.
La mayor producción se dio entre mediados de junio y mediados de septiembre. Hoy, 26 de noviembre, todavía he cogido un puñado. Nunca lo habría imaginado: 6 meses proporcionándonos su sabor.
Estolones en macetas para la próxima campaña |
La llegada de los fríos invernales
En esta época las hojas más viejas comienzan a teñirse de amarillo, rojo y marrón, pero las centrales permanecen verdes, aunque ya no se desarrollan. Sólo queda esperar la llegada de la primavera para volver a saborearlas y disfrutarlas.
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