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04 marzo 2016

RIEGO SUBTERRÁNEO EN TOMATES



Aprovechando parte del material fotográfico de la primavera pasada paso a mostraros cómo vengo plantando, año tras año, los tomates en El Rincón de
la Isidra. Estamos a primeros de marzo y, como regla general y estacional, los tomates han de estar en el huerto antes de S. Isidro. Huelga decir que el tomate es, por tradición hortícola, el rey del huerto y... Pero no nos vamos a entretener aquí en explicar las propiedades, bondades u orígenes del tomate.
Vayamos al grano.
A partir del mes de octubre ya debemos pensar en qué lugar del huerto plantaremos nuestros tomates. Antes de que comiencen las heladas invernales realizaremos una labor profunda del terreno con el tractor en dicha zona.
Entre enero y febrero esparciremos estiércol sobre la superficie y daremos una pasada con los cultivadores para soterrarlo. Así queda el terreno ya preparado para el momento de la plantación.
Realizaremos una zanja -es lo que yo hago- con la azada en el lugar en donde queremos ubicar nuestras plantas de tomates.


En el fondo de la zanja situaremos una tubería de 16 mm de PE con goteros incorporados a una distancia de 33 cm (pueden ser otras medidas). Las plantas las situaremos a 66 cm, o sea que quedará un gotero entre planta y planta (cuando la tomatera se haga mayor, aprovechará ese gotero).
Nos acercamos al lugar en donde tenemos nuestro semillero y elegimos una bandeja que contenga la clase de tomates que queremos plantar en este surco. (Es obvio que también se pueden obtener manojos o bandejas en tiendas especializadas). 

Parece que estas plantas están muy desarrolladas.
Para extraer la planta de su alvéolo con toda su masa radicular y tierra se le empuja con un palo por el orificio de drenaje en su base.


Aquí podemos ver la planta en su totalidad. Se observa su estructura radicular bien desarrollada en el cepellón. Se la ve con buena salud.
Seguro que no se malogrará.
Haremos, dentro de la zanja, un pequeño hoyo junto a un gotero y la depositaremos en él.



Ayudados por la azada la taparemos con tierra, pero no demasiado, ya que le vamos a añadir una paletada de basura orgánica…


Una vez hemos abonado nuestras plantas procederemos a cubrirlas con tierra.

Acto seguido regaremos con generosidad.
Desde los inicios de El Rincón de la Isidra vengo regando por este método los tomates, pimientos, habas, calabacines, etc. y siempre me ha dado buenos resultados. 
A su favor: Ahorra agua, la tierra no se encostra, disminuye la emergencia de malas hierbas en superficie, el agua llega directamente a la zona de las raíces, no existe la evaporación, se puede regar y transitar por la zona al mismo tiempo, fácilmente automatizable, mayor productividad en frutos…
Inconvenientes: Ligeramente más costoso que el riego en superficie, se deben limpiar todas las campañas las tuberías y goteros (resulta fácil haciendo circular por los circuitos un limpiador a alta presión).
Estos métodos de riego y plantación sirven tanto para un huerto convencional como para uno urbano o, incluso, para un macetohuerto. 
Probad y contad vuestras experiencias. Ánimo, la prima Vera está al llegar. Aprovechemos su visita!



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